martes, 4 de marzo de 2008

Transmitidos

Por: Andrés Sarlengo

“Qué concepción de educación subyace en nuestras prácticas de comunicación”, se pregunta Mario Kaplun al comienzo de su libro El comunicador popular (1). Hojas después insiste: “Definir qué entendemos por comunicación, equivale a decir en qué clase de sociedad queremos vivir”.

En la Argentina predominan los comunicados de la plutocracia. Sus objetivos son controlarnos y conducirnos. “Claro. Todos podemos participar pero ordenadamente”, grafica Kaplun.

En Capital Federal y Gran Buenos Aires los niños de 4 a 12 años de edad miran televisión (en promedio) 4 horas y 55 minutos por día. Para la psiquiatra Mónica Oliver “el niño está sobrecargado de estímulos. Con internet y la TV, ingresan en la información del mundo de los adultos (2)”.

En efecto, mirar TV no es dialogar sino recibir contenidos y mensajes de las televisoras comerciales transnacionalizadas. Aunque resulte obvio y vulgar hay que subrayarlo: niños o adultos receptan el monólogo audiovisual ininterrumpidamente (3).

“La TV ha tenido una importancia sustancial en esto. Es intrínsicamente un instrumento de aislamiento. Salvo que vayas a un bar a ver un combate de boxeo, te sientas solo frente al televisor y tu vecino se sienta solo frente al suyo; e incluso en un país como Estados Unidos, donde hay una TV en cada habitación, cada miembro de la familia se sienta solo delante del televisor y es entonces cuando la gente está realmente aislada”, opina Noam Chomsky en Política y cultura a finales del siglo XX (4).

Mario Kaplun también es terminante: “Así, en lugar de partir de las relaciones humanas, fueron la técnica, la ingeniería, la electrónica – y las poderosas empresas propietarias de los medios- los que impusieron la forma de concebir la comunicación (1)”.

Cabe repetir: aislados, vaciados y anestesiados nos resta únicamente leer los anuncios publicitarios y los mensajes por celular a montones.

Pero eso sí: ahora comprendo la educación que pretenden Tedesco, CTERA, Binner, Cristina y el libre mercado. Mientras el presupuesto educativo nacional todavía no llega al 6 % del Producto Bruto Interno (PBI); el negocio de los teléfonos celulares en Argentina representa el 4,63 % del PBI (5). Treinta y cinco millones de celulares que sintetizan la “concepción de educación que subyace en nuestras prácticas de comunicación”.

James Petras acierta: “El capitalismo produce corrupción, miseria y una tremenda desigualdad social (6)”. Y celulares enajenantes e invasión televisiva, cabría agregar.

Desde niños -con la TV y la Coca Cola- el pueblo es forjado por “expertos” del comportamiento. En el conurbano bonaerense el presente de los pibes está prescripto sistemáticamente: o se alimentan en las escuelas con un peso setenta centavos por ración diaria; o lo consumen el “paco” y la escasez extrema. Si se convierten en “delincuentes” la prensa de la plutocracia pedirá “cárcel” por sus andanzas. La justicia dirá sí y los gerentes aplaudirán.

Casi ocho millones cuatrocientos mil niños y jóvenes sobreviven empobrecidos en la Argentina (7) con bancos que obtuvieron en el 2007 más de 3.940 millones de pesos de beneficios (8).

Mientras la banca del país ganaba casi 11 millones de pesos diarios; 1.400 “nuevos petisos sociales” caen en la indigencia cada 24 horas (6).

En definitiva: el monólogo asfixiante y la pedagogía autoritaria son las “practicas” predilectas de la plutocracia Argentina. Desde Clarín hasta Techint o Grobocopatel lo saben perfectamente: el país es de ellos y sus socios transburgueses.

Me pregunto: ¿Y si dejamos el celular y la TV para juntarnos y decir nuestra propia palabra... no sería mejor?

Tal vez “nuestros” conductores merezcan un buen entierro.

Notas:
1) El comunicador popular. Mario Kaplun. Lumen Humanitas. 1996.
2) Creció el consumo infantil de televisión. Carlos Sanzol. La Nación. 27/08/06
3) Se estima que en el mercado de las industrias culturales el primer operador domina el 40 % de las emisiones y producciones. Sumando los cuatros primeros emporios se llega casi al 100 % del mercado comunicacional. Ver La radiotelevisión que supimos conseguir. Andrés Sarlengo.
4) Política y cultura a finales del siglo XX. Noam Chomsky. Ariel. 1994.
5) La Nación. 19/02/08
6) “El hambre no tiene tácticas moderadas”. Eduardo Pavlosky. Página 12. 23/02/08
7) En la Argentina hay cuatro millones de niños desnutridos. Adital. 22/01/08
8) Tierra de ganancias. Pablo Simian. Página 12. 24/02/08

Via Argenpress

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