Armatostes insignes! Todavía maduros,
cuánta vida a su orilla es hoy podrida muerte,
cementerio de gestos y voces y cenizas.
Armarios, mesas, cómodas, sillones,
que fueron vegetal estremecido,
aserradero y éxtasis.
Guardaron los secretos familiares,
como animales fieles y callados y lentos
¡compresivos!
El hogar, la provincia,
el adorno de los candelabros,
la represión sexual
y el deseo de los daguerrotipos.
Y cuántas frases célebres,
cuántos niños prodigio con violines,
cuánta vajilla fallecida,
cuánto termómetro,
cuánta carta con noticias que un tiempo conmovieron,
cuánto viaje que nunca realizaron
porque, a lo sumo, con los cuadros cirios
ardiendo todavía, alguien que sale,
alguien a quien se llevan
hacia la soledad y los gusanos,
hacia la nada activa.
Algo de abandonadas estaciones,
algo de teatro clausurado,
algo de recepción deshabitada,
algo de espectro real, concreto espanto,
y de naufragio sin naufragio.
cuánta vida a su orilla es hoy podrida muerte,
cementerio de gestos y voces y cenizas.
Armarios, mesas, cómodas, sillones,
que fueron vegetal estremecido,
aserradero y éxtasis.
Guardaron los secretos familiares,
como animales fieles y callados y lentos
¡compresivos!
El hogar, la provincia,
el adorno de los candelabros,
la represión sexual
y el deseo de los daguerrotipos.
Y cuántas frases célebres,
cuántos niños prodigio con violines,
cuánta vajilla fallecida,
cuánto termómetro,
cuánta carta con noticias que un tiempo conmovieron,
cuánto viaje que nunca realizaron
porque, a lo sumo, con los cuadros cirios
ardiendo todavía, alguien que sale,
alguien a quien se llevan
hacia la soledad y los gusanos,
hacia la nada activa.
Algo de abandonadas estaciones,
algo de teatro clausurado,
algo de recepción deshabitada,
algo de espectro real, concreto espanto,
y de naufragio sin naufragio.
Raúl González Tuñón
6 comentarios:
Grande Tuñon, un grande de verdad.
"eche veinte centavos en la ranura si quiere ver la vida color de rosa..."
Unos blog llevan a otros, y eso me ha pasado hoy con el tuyo.Estoy de enhorabuena.
Gracías por recorrer mi blog, en realidad todas las ventanas buscan un asomarse.
Te encontré en el blog "operatta" de tanguetto.
Uh! Tuñón es uno de mis favoritos! Leíste el blues de los archipiélagos? Es una de las cosas más lindas que leí en mi vida, es bellísimo. Es una película, casi.
Gracias por sus comentarios. Si Max, de hecho lo he leído, gracias a tu consejo, pues no lo conocía.
Saludos a todos. Y aquí va una vez más Don Tuñon.
“Blues de los archipiélagos”- Raul Gonzales Tuñon
Voy a herir su recuerdo como quien grita en una catedral.
Cualquier poema será pobre para su alabanza.
Sus grandes ojos oscuros gobiernan un país de mástiles.
Sus manos amparan mi desamparo.
Su alma vigila mi vigilia.
(…) Yo le diría muchas cosas que no es tan necesario decir.
Yo haría una marioneta, un túnel, cualquier cosa para regalarle.
Pero prefiero una ventana, sus piernas, el cielo azul, los mástiles
–en donde nacen las esferas y las bocacalles-, los libros que ella lee,
las fotografías que documentan la vida que no le conozco,
cuando yo andaba quién sabe por dónde, extraviado y temeroso.
Y ella sola conmigo, mientras la tarde afuera, cargada de destinos, me recuerda el fervor amontonado de los días, las horas degolladas en la Torre de los Ingleses,
la apresurada andanza de los hombres hacia el límite y sólo ella no tiene límite
y no se puede alcanzar, agarrar, porque es amontonada como la idea de Dios, del espacio y del tiempo
y sin embargo es tierna
y me dice palabras dulces
y nunca la poseeré del todo.
Conozco una aventura con nombre de mujer. Qué mejor aventura que su voz y su alma. Ella es la partida y el retorno. Yo parto y vuelvo a su voz y su alma.
Recién gusto las calles del puerto, los rieles, las plazas.
Y cuando las luces se apaguen de pronto en lo alto de los edificios.
Cuando las barcazas se adormezcan en los desembarcaderos, entre la noche y la distancia, y lejos, en los campos, mueran las mariposas.
Cuando las estatuas afilen en la sombra su eternidad de mármol.
Cuando los maniquíes de las vidrieras corran las cortinillas y descansen, al fin, destornillándose las cabezas.
Cuando el último tranvía chille su histérico abandono de máscara suelta.
Cuando el silencio esté alerta. Cuando sólo se oiga la Cruz del Sur.
Cuando los libros caigan fatigados y la soledad sea compacta, verdaderamente compacta ¡Y ella esté tendida y suntuosa llena del olor de su gracia!
Entonces mi corazón seguirá despierto. Y aún en el sueño seguirá despierto.
¡El sueño no es otra cosa que su reconquista!
Oh, yo quisiera ser verdaderamente poeta, verdaderamente.
Y entonces escribiría este poema.
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